Ya no hace falta renunciar al último plato; la universidad estadounidense plantea la opción más saludable y al alcance de cualquier restaurante o domicilio particular

“Nutricionalmente, un buen postre sería uno que no tuviera lo que tienen los postres habituales”. La que habla es Iva Marques-Lopes, doctora en Fisiología y Alimentación y profesora de Nutrición y Bromatología de la Universidad de Zaragoza, quien, en 15 palabras, parece haber borrado de un plumazo las posibilidades de disfrutar de un fin de fiesta saludable cuando acudimos a un restaurante. Fuera de casa, la opción de culminar la cena con yogur o una pieza de fruta puede no resultar tan atractiva, pero la experta asegura que la mayoría de los postres que encontramos en los establecimientos “están llenos de harinas refinadas, azúcares y grasas saturadas”.

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